Salimos la madrugada del sábado con la convicción de cumplir con el objetivo propuesto de cubrir San Juan (642 msnm)– Huaco por Rodeo en dos días. La mañana se presentaba excelente, algo fresca, casi ideal para andar en bici. El suave viento sur nos acompañó hasta Albardón por ruta 40 y a partir de allí comenzamos un ascenso ininterrumpido que finalizaría recién en el paso de El Colorado a unos 120 km de nuestro punto de partida y a 2672 msnm.
Casi todo estaba previsto, habíamos diseñado nuestra ruta utilizando el sitio http://www.wikiloc.com/ donde se puede ver al detalle todas las variantes de distancia, de desniveles metro a metro, de topografía, etc., habíamos estudiado las necesidades de hidratación y alimentación, cargábamos el equipo mínimo indispensable calculando las eventualidades de seguridad y de clima que pudieran surgir. Nuestra preparación y estado de salud se encontraban óptimos para enfrentar el desafío y ni hablar de la motivación la que se hallaba en su nivel más alto. Decimos “casi todo previsto” porque cuando uno enfrenta distintos tipos de aventuras en la naturaleza busca tener todo calculado y controlado, sin embargo siempre habrá cuestiones imprevistas e incontroladas y son éstas, precisamente, las que hacen a la esencia de la aventura. Entonces, queda siempre latente esa sensación de “estar a merced de la naturaleza” y de sus innumerables variables en cualquier momento de la travesía.
Casi todo estaba previsto, habíamos diseñado nuestra ruta utilizando el sitio http://www.wikiloc.com/ donde se puede ver al detalle todas las variantes de distancia, de desniveles metro a metro, de topografía, etc., habíamos estudiado las necesidades de hidratación y alimentación, cargábamos el equipo mínimo indispensable calculando las eventualidades de seguridad y de clima que pudieran surgir. Nuestra preparación y estado de salud se encontraban óptimos para enfrentar el desafío y ni hablar de la motivación la que se hallaba en su nivel más alto. Decimos “casi todo previsto” porque cuando uno enfrenta distintos tipos de aventuras en la naturaleza busca tener todo calculado y controlado, sin embargo siempre habrá cuestiones imprevistas e incontroladas y son éstas, precisamente, las que hacen a la esencia de la aventura. Entonces, queda siempre latente esa sensación de “estar a merced de la naturaleza” y de sus innumerables variables en cualquier momento de la travesía.
Los 20 km de extensión de la cuesta de EL Villicum y los más de 20 badenes (1072 msnm) nos llevaron casi 2 horas de pedaleo, luego y a modo de milagro apareció la bajada hacia Matagusanos (899 msnm) para posteriormente seguir el ascenso por la ruta 40 hasta Talacasto (963 msnm) donde desviaríamos hacia el oeste por la ruta 426. Este cruce estaba previsto como parada obligada para recargar agua en el negocio de venta de bebidas frescas y después continuar el ascenso.
Baños termales de Talacasto |
En este tramo el viento comenzó su influencia la que poco a poco se transformaría en un factor sumamente importante.
Talacasto |
Después de comer algo, mojar las “patitas” en el agua termal y descansar salimos rumbo a la Quebrada de las Burras (1527 msnm) y luego al Mirador del Valle (1783 msnm) el segundo gran ascenso después del Villicum.
En este punto estuvimos a las 15 hs. y abusamos de la cordialidad de unos jóvenes mineros que nos abastecieron con algunas botellas de agua y que nos vinieron de maravilla.
En este punto estuvimos a las 15 hs. y abusamos de la cordialidad de unos jóvenes mineros que nos abastecieron con algunas botellas de agua y que nos vinieron de maravilla.
Descendimos hacia la Ciénaga donde descansamos, las Termas de Talacasto y La Ciénaga son los dos únicos lugares donde se encuentra la sombra de hermosos árboles como verdaderos oasis en el desierto. Durante nuestro paso por la recta que une el Mirador con La Ciénaga el fuerte viento sur reinante nos sacó dos veces de la ruta y por supuesto se interponía en nuestro avance. Nosotros con la cabeza agachada sobre el manubrio y con la relación 39-21 avanzábamos a paso de hombre pero con la absoluta convicción de no claudicar. El viento soplaba con mucha fuerza, ¡a qué se yo cuántos kilómetros por hora!, los árboles movían sus ramas y la arena de los arenales surcaban el aire formando los clásicos remolinos que se levantaban a muchos metros de altura. Pedimos agua en la casa de la DPV y seguimos el avance hacia las minas abandonadas de Hualilan (1796 msnm).
Minas de Hualilán |
Estas minas se encuentran entre las de mayor antigüedad del país respecto a la extracción de oro. Los primeros en explotarlas fueron los aborígenes de la zona, luego los Incas y en la época de la conquista se beneficiaron los españoles con estos yacimientos. Desde la guerra de la Independencia la explotación del oro decayó hasta resurgir a fines del siglo XVIII. Hace 100 años era toda una ciudad: no sólo se encontraba la planta de procesamiento sino que la rodeaban depósitos, casas, una iglesia y corrales para proteger a los animales. Ahora el olvido lo cubre todo. (Fuente Diario de Cuyo. Manolo Ramírez y Jorge Puga 2005)
A las 18 y pico alcanzamos las minas, el avance con el viento soplando de costado y muy fuerte nos corta el ritmo, nos demora, nos taladra la cabeza. ¿Por qué el viento, nuestro fiel compañero de travesías, se ha ensañado con nosotros de esta manera? Sin embargo la fuerza que usa para intentar frenar nuestro avance nos motiva más a seguir, este tándem se fortalece con la adversidad.
Hemos alcanzando las 12 horas de pedaleo y de repente llegar a Bella Vista dejó de ser nuestro objetivo principal en esta etapa, porque el ascender El Colorado nos ocupó todo el pensamiento y casi obsesivamente avanzábamos contra el desnivel y contra el fuerte viento buscando muestra Meca.
Así llegamos a los 2100 msnm y es acá donde divisamos un campamento de la DPV perteneciente a la gente que trabaja en arreglos de la ruta.
Un cartel indica que a 500 m está el desvío. Mientras pedaleábamos hacia el desvío el cartel nos hizo tomar conciencia de la lentitud de nuestro andar, tardamos largos minutos en cubrir esa mínima distancia. Llegamos al campamento y Don Daniel Andrés Herrera, gentil hombre de campo, nos abasteció de agua y nos anotició que restaban por lo menos 8 km hasta el filo de El Colorado y dado el horario nos atrevimos a pedirle permiso para acampar allí.
Es sabido que durante las noches baja la temperatura y preferimos postergar la llegada a Bella Vista en post de nuestra seguridad. Don Daniel nos dijo que la DPV tiene la premisa de colaborar con todos los circulen por las rutas y esto es una gran tranquilidad para los que desandamos caminos.
Debo decir para destacar que durante esta etapa recibimos de la gente muchísima solidaridad y aliento. Con simples toques de bocina o cambio de luces, con un grito, con agua, con mil gestos de solidaridad que nos sirvieron para multiplicar fuerzas y así seguir.
Campamento de D.P.V |
Los cero grado de temperatura de la mañana nos demoró la partida hasta la salida del sol. El descanso de la noche nos “recargó las pilas” y fortalecidos desayunamos, preparamos la carga y nos despedimos de este amabilísimo hombre de Angaco que oficia de sereno en la soledad e inmensidad del campo. Eso es hacer patria!
A las 9 y pico, casi dos horas desde nuestra salida, alcanzamos el Paso de El Colorado (2672 msnm) el punto final de más de 120 km de puro ascenso y de más de 14 horas de subida. Todo un objetivo en sí mismo.
Cerro El Colorado 2672 msnm |
Cuando decidimos emprender este desafío no encontramos a nadie que hubiese hecho este trayecto en bici y menos en bici de tándem por ello no podíamos contar con la ayuda de alguna experiencia ajena, debimos sentir, sufrir y degustar por nosotros mismos la vivencia de este extraordinario ascenso.
Fundidos en un abrazo y acariciados por el frío viento de la mañana festejamos nuestro éxito, lo demás… lo que siguió quedó desestimado ante el gran desafío de ascender El Colorado.
En menos 40 minutos completamos los 40 km a Iglesia (1866 msnm), no sin antes deslumbrarnos con la belleza de este paraje, y de allí buscamos nuestro destino: la Posta Kamak en Bella Vista (1931 msnm).
Posada Posta Kamak |
Agradecimientos a:
MUNICIPALIDAD DE IGLESIA
Sr. Gabriel Cuevas
TURISMO DE LA MUNICIPALIDAD
POSTA KAMAK
Liliana Sánchez
Guido Altamira
RANI COMPETICIÓN
TROTAMUNDOS Outdoor
Jóvenes mineros anónimos que nos
abastecieron con agua en el
MIRADOR DEL VALLE
Sereno de DPV de
LA CIÉNAGA
Particular anónimo que nos abasteció
con agua en las cercanías de las
MINAS DE HUALILAN
Daniel Andrés Herrera
sereno de la PDV
Nuestro equipo de apoyo
ENRIQUE LUND
RICARDO LUND
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