domingo, 6 de noviembre de 2011

No se suspende por mal tiempo, ni por caídas!


Me arden las quemaduras del asfalto todavía. En la mitad derecha del cuerpo se advierten los muchos raspones en dedos, manos, brazo y ambas rodillas. Impresionan, arden, “tiran”, molestan…

Esta semana venimos trabajando en la búsqueda de mantener el fondo en ciclismo aprovechando la tándem de ruta para sumar kilómetros. También nos servirá para la mtb. La novedad es que hemos sumado ahora, en forma sistemática, las caminatas en la montaña.

Así fue pasando la semana con idas a la Reserva Paisajística Loma de las Tapias, de paisaje casi lunar y con salidas en bici de ruta por el circuito de Albardón, Angaco y San Martín con sus arboledas añosas. 
Reservamos para el fin de semana la ruta 40 al sur y la Quebrada de Juan el Pobre para seguir con el trekking.

Entonces llegó el sábado y muy de madrugada (6.15 hs.) partimos rumbo al sur por la 40, luego llegando a la calle 14 giramos buscando la Alfonso XIII para emprender el regreso. En este circuito el estado de las calles es óptima, de hecho el recorrido es muy buscado por los ciclistas de ruta y por los organizadores de carreras, asi que siempre se hace ameno el andar por estos parajes. Llegando a la calle 6, avanzando a un ritmo muy interesante, con la motivación alta y el entusiasmo intacto… de repente… sorpresivamente… en un instante… se rompió la horquilla!!! … Y entonces “mordimos el asfalto”!!!

Tremendo golpe!

El central se enterró en el pavimento haciendo un profundo surco de unos 40 cm de largo, mi cuerpo voló por encima de la tándem, el casco impactó y raspó contra el suelo protegiéndo espectacularmente mi cabeza, los anteojos también me resguardaron la cara, la ropa desgarrada, un golpe en el pecho y un impacto contra el suelo que me dejó dolorida la espalda, el cuello y los hombros. Apenas me doy cuenta que estoy en el suelo busco con la mirada a mi Fogonera que yacía en el asfalto con sus piernas extrañanamente “envueltas” entre el manubrio y el sillín. No cae de la sorpresa todavía.
Son las 7 y pico, en la calle no hay nadie, un auto pasa y seguro que nos ha visto caer sin embargo sigue su camino sin detenerse. Me levanto entre quejas y quiero ir a buscar a Bea, a socorrerla, apenas puedo levantarme, me duele el impacto… Ella parece no entender lo que pasó, le cuesta respirar y es lógico cayó de espaldas en el pavimento golpeando con sus pulmones. Quiero desenredarle la pierna, parece quebrada, está muy envuelta… no puedo hacerlo en primera instancia pero luego de unos segundos levanto la bici, la hago girar y logro liberar su pierna… está sana, tiene apenas un golpe. La levanto y ya parados los dos nos unimos en un interminable y cálido abrazo consolador, sabemos que hemos “zafado”, que de lo malo nos tocó lo mejor… Pués, en medio de tanto “fierro” nada grave nos pasó, solo rapones y golpes. Ah! y solamente a mí porque a ella simplemente se le despintaron las uñas!
Zurco en el pavimento



Al mover la pierna de Bea ella gritó y eso parece haber sido lo que llamó la atención de un vecino que salió a la calle, entonces le hice una seña y se acercó. Nos llevó a su hogar, nos dio auxilio y luego nos acercó hasta nuestra casa.
Ya estamos en calma aunque llenos de incógnitas. Esta bici tiene un año de vida y casi 10 mil kilómetros de uso intensivo, puede el óxido desgastar en un año los materiales siendo que vivimos en zona árida? Será que la tándem requiere en el frente de materiales más fuertes considerando la exigencia ha que es sometida andando de a dos? Cúal es la vida útil de una tándem?



Recién regresamos de hacer trekking en La quebrada de Juan el Pobre… el entrenamiento no se suspende por mal tiempo ni por caídas!!!

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