miércoles, 30 de noviembre de 2011

Aclimatando! Día 3: ascenso al Bronce Central (4040 msnm)


De madrugada debíamos decidir si Bea salía a buscar la cumbre del Bronce, todo iba de depender de cómo se estuviera recuperando de la torcedura del tobillo del día anterior.
Estuvimos evaluando los pro y contra de subir la montaña con el tobillo medio lesionado pero el coraje y las ganas pudieron más y a pesar de que sabíamos que el descenso sería durísimo encaramos la travesía.

Partimos con las primeras luces del día buscando la quebrada ubicada exactamente encima del refugio. Rápidamente ganamos altura atravesando varias veces el camino minero que utilizaran en los años 40 los mineros que construyeron el refugio de Arrequintín.

Al cabo de un rato nos internamos en una sorprendente quebrada muy empinada que nos fue llevando hasta la base de un gran acarreo.. Una familia de chinchillones descansan calentándose al sol y nos miran desde las alturas.

Paso a paso lo fuimos recorriendo con sumo esfuerzo hasta que después de dos largas horas la pendiente bajó de nivel y aprovechando los senderos de los guanacos y haciendo zetas llegamos al filo que une el Cerro Soldado con el Cerro Bronce Central.

El viento y el frío nos acompañaban, también lo hacían las veloces nubes que a lo largo de todo el recorrido aparecían y desaparecían ocultando en un segundo el día soleado. Un guanaco se escapa entre las nubes al ver que nos acercamos, la foto no lo capta.

Adelante Walter nos guiaba con la experiencia, la paciencia y la maestría de muchos cerros recorridos, lo seguía Bea a quien no parecía afectar la pendiente ni la torcedura del tobillo, detrás de ellos Ricardo y yo.

Ya en el filo desviamos a la derecha un poco buscando unos altos peñascos que parecían estar cerca, sin embargo no era así. Detrás de los altos peñascos habían otros y detrás de esos otros más.

Son más de tres horas de constante y tedioso ascenso, es aquí donde se pone a prueba la paciencia porque el físico tolera el esfuerzo, la voluntad soporta la prueba y ella nos da el plus necesario para vencer las fuertes pendientes que anteceden a una cumbre.

Podemos ver que Walter finalmente se detiene en franco gesto de haber llegado al objetivo, pocos minutos después ya estábamos todos disfrutando de la vista que las nubes se empeñaban en tapar.

Descansamos un poco, comimos algo, dejamos el testimonio en la cumbre, hicimos unas fotos y emprendimos el regreso.



Bajar por el acarreo es una diversión imperdible, siempre y cuando no tengas una lesión en el tobillo que te impida pisar en firme. Claro al ascender en ritmo lento el pie de Bea contaba con el tiempo para apoyarse firmemente y eso ahora en el descenso no sucedía. Esta duda en cada paso demoró y enturbió el descenso ideal. Sin embargo ya nada lograría opacar la satisfacción de haber alcanzado la cumbre del Bronce Central a 4040 msnm.

1 comentario:

  1. Hola! que buen ascenso! tienen algunas coordenadas? tenemos ganas de ir al bronce en mayo!

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