lunes, 9 de enero de 2012

Rumbo al Aconcagua. Día 2


Aprovechamos la tarde del sábado para caminar por la ciudad de Mendoza. Ricardo fue a visitar a unos amigos y de paso alquilar una parte del equipo que necesitaba para esta travesía. Así llegamos a Ansilta ubicada en plena peatonal. Una vez más nos sorprendió esta hermosa ciudad.

Ya en domingo de madrugada salimos para emprender la segunda etapa de nuestro desafío, que según lo que habíamos estudiado no sería nada sencillo por los 120 km de distancia que separa la ciudad de Mendoza de Uspallata y por los más de 1300 m de desnivel.

El clima se presentó con un excesivo calor, de hecho la gente de la zona estaba sorprendida por ello. Esta vez el viento norte estuvo de nuestro lado porque con su suave brisa nos ayudó a lo largo de casi todo el recorrido.
Salimos de Mendoza por el corredor del oeste para tomar el camino de Guardia Vieja que nos llevó al paderón del dique Cipoletti y de allí buscamos el empalme con la ruta 7 que se encuentra enfrente de la destilería de Luján de Cuyo. Esta ruta es internacional y nos lleva al límite con Chile pasando previamente por Uspallata, nuestro objetivo del día.






El esfuerzo que representó llegar hasta Potrerillos fue muy importante, no solo por el calor y el intenso tránsito, sino por las pronunciadas pendientes que nos obligaban a ir con la más baja multiplicación todo el tiempo, nos animaba el buen ritmo que llevábamos pero principalmente la extraordinaria belleza del paisaje con la cordillera y sus glaciares como protagonistas. Agobiados nos tomamos un descanso frente al dique ya con fuerzas renovadas encaramos el resto del camino.

A lo largo de todo el recorrido nos acompañó la belleza del paisaje y el intenso tránsito. Por un lado enormes camiones en su mayoría, colectivos gigantes, autos y camionetas de todo tipo, motos de alta cilindrada y en medio de semenjante movimiento la tándem, la única bicicleta que circulaba en este día. Por otro lado montañas nevadas, túneles, gente haciendo rufting, contingentes disfrutando de las bellezas. También montañas rojas, negras, ocres en una maravillosa diversidad de colores. También nos acompañó la imprudencia de algunos, la solidaridad de otros y el aliento de muchos.  

Fueron 6 horas de puro esfuerzo, de quedarnos casi sin energías y con lo justo arribar a Uspallata para concluir esta segunda etapa.



    

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